Hola Hija,
Ya tienes 6 años. Has crecido, te haces mayor, eres increíble.
Has pasado a primaria. ¿Sabes lo que eso significa no? Ya no eres una niña pequeña, ya tienes deberes, debes ser disciplinada, a partir de ahora hay que centrarse. ¡¡Pero tú no quieres!!
Ya sabes que lo que te digo en estas cartas, son todas las cosas que en realidad no puedo decirte a la cara. No debo decirte a la cara.
Nunca me imaginé que alguien pudiese hacer de una nube su palacio, que alguien pudiese hacer que su zona de confort le acompañe a cada rincón, sea donde sea.
Eres mágica, porque sabes mirar de un modo que te permite disfrutar de todo. De una “orden”, sabes escuchar solo algunas palabras, para que la orden se convierta en lo que tú realmente estás deseando hacer. No haces caso a la primera, tampoco a la de diez, pero siempre tienes un gran motivo, un gran motivo que no te dejo que me expliques porque me convencerías, es más, sueles llevar razón.
Pero hija mía, tenemos un problema, ya estás en primaria, y debo ponerte una larga escalera, para que intentes bajar de esa nube despacito. Si por mi fuera, yo me quedaría a vivir contigo en tu nube.
Me encantaría que mi objetivo fuese derribar escaleras, y no dejarte bajar de la nube…
Algo hay que hacer hija mía. Pensemos…
Ahora tienes seño nueva, muchos libros, deberes, obligaciones y debes ser disciplinada. No puedes quedarte atrás, las cosas cambian. Pero no deberías bajarte de la nube… Qué podemos hacer?
¡¡BAJEMOS LA NUBE!!
Podríamos bajar la nube e intentar que tú no salgas de ella. Eso estaría bien? Incumplimos alguna regla?
Nunca he visto, ni recuerdo que alguna vez en tu vida, me hayas dicho que estás incómoda en algún sitio. Sé que vas al cole y disfrutas como si estuvieses corriendo en la plaza del pueblo, tienes un don.
Me gustaría emprender una cruzada contra los pupitres. Deberíais sentaros en nubes. Todos en clase, haciéndole caso a la seño, (por favor hija mía, no te levantes mil veces en clase), haz caso, haz los deberes, juega, concéntrate, todo eso cabe en tu nube. No haré ningún esfuerzo por hacerte bajar de la nube, intentaré que en tu nube tengan cabida algunas cosillas que nos permitan mantenerla el máximo tiempo posible.
No sé qué decirte más. No me gustaría que cambies nunca, y sé que aquello que me emociona de ti, hace que vayas por un camino mucho más largo, hacía un objetivo que podría estar muy cerca. Pero tu largo camino es fantástico. Si tú quieres coger el camino largo, te acompaño, porque sé que me lo voy a pasar genial.
Gracias hija mía. Hoy seguro que te regaño alguna vez. Te perdono, me perdonas?
Pajarillo, Octubre de 2018